6 de Marzo de 2006
Encuentros y desencuentros nocturnos; tantos esfuerzos en vano para que
en cualquier segundo se vivan inmersos en dudas. ¿Te cuento un secreto? Guardo
en mi cajón una botella mágica que no me he atrevido a abrir por segunda vez.
En ella está contenido tu aliento, tu olor interno que para mí es veneno y
placer al mismo tiempo.
Un abrazo fuerte que se desea eterno,
seguro, cálido y maduro; “no me asfixies, no me estrujes, no me tortures, no me
sueltes”. ¿Te cuento un secreto? Llevo dentro de mí un capullo de tu olor que
crece sin detenerse a cuestionar su existencia. No me atrevo a abrir de nuevo
la botella por miedo a que te puedas escapar.
Saben
de su juventud anticipada en madurez; coincidencias en vida, en profesión, en
conciencia de ser, pero incapaces de escalar al unísono. ¿Te cuento un secreto?
Saberte, reconocerte, amarte... me duele el alma, me duele el cuerpo, me dueles
tú.
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