¿Y eso qué? Hoy sí, mañana no, de a ratos, de lejos. Se pasean con indiferencia y superioridad. Galantes de libertad, horario y marmaja. Si aquel vive su verdad, va a la moda o tiene trabajo, a quién le importa al final.
Los atrapados, los responsables, los serios, los que viven con la carga a cuestas y se vuelven esclavos. A estos les importa. Al principio cuesta; la hora, el tiempo, el egoísmo, la actitud correcta, la sonrisa, el apego, el sacrificio. Y viven sonantes y atentos al llanto del otro y del pequeño.
A veces del ahogo, a veces del enojo, pero miles otras de la sonrisa y del asombro se obtiene la palabra o el silencio. Pero es más la responsabilidad con su mundo que trae el apego y la entrega.
No se abandona, no se trastoca y se vuelve una unión sagrada e inamovible. El lazo infinito. El estar ahí siempre.
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