martes, 9 de julio de 2013

Decisión

20 de Febrero de 2005
Energía y felicidad inmensas se apoderan del cuerpo recién salido rodeado de burbuja. Empujado hacia la vida real con las armas apenas pulidas, apenas probadas en acción, cautiva corazones y sonrisas que le dan entrada a lugares oscuros, a lugares de deseo, codicia y satisfacción. Probar, conocer, admirar, decir "sí", decir "no", subir, bajar, correr, estancarse... se vuelve cotidiano, se vuelve monótono.

Hartazgo del mundo que rodea la burbuja casi a punto de romperse. El proceso de cambio de un hábitat a otro es doloroso, inevitable, casi al punto de la histeria. Una vez afuera, una vez rota la pared trasparente se vislumbra la realidad: lo asqueroso y decepcionante del entorno. Todo carece de sentido prometedor. Todo tiene un matiz oscuro y pesado... la sensación se parece a respirar petróleo.

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