martes, 9 de julio de 2013

Oda al amor


18 de Julio de 2005
1:10 am

Te observé dormir. Perdóname si provoca sensación de malestar. No podía evitarlo. Recargada en tu hombro tocaba tu cuello, acariciaba tu torso descubierto. Sentí llorar.

No sé qué veía, no sé por qué lloraba. Sólo te observaba en la penumbra sin pensar mucho. Creo que era pura admiración.

1.40 am

De la admiración pasé a la fascinación. Fue tanta la euforia que me sofoqué, no podía respirar. Tuve que ponerme boca arriba porque sentía que el aire no entraba en mí. Me ahogaba el éxtasis, la nostalgia, la inquietud de lo increibleiblemente feliz que me hace tocarte y saber que respiras, que vives aquí.

Lloraba en silencio para asegurarme de no despertarte. Siento gratitud inmensa por tenerte en mis noches, en mi vida, en mi espacio el tiempo necesario aunque no siempre suficiente.

2.10 am

Para este momento lo único que podía pensar era en la seguridad, en la tranquilidad que vivo cuando estás presente. Una estabilidad buscada durante años, aunque no supe qué forma tendría.

Y ahora que veo la forma, ahora que observo atónita y abrumada, (en momentos opacada tal vez) la vida que ha estado entre mis brazos estos últimos tiempos, no puedo hacer otra cosa sino llorar agradecida de pura felicidad, de pura fascinación porque estas en este mundo.

Agradezco que hayas nacido y el "destino" nos haya encontrado desprevenidos. Eres tan hermoso de corazón que no podría querer ni pedir algo más. Soy afortunada y por ello ofrezco mi vida por tu humanidad.

Y no temo perderte, porque estoy segura como sea que vivas, donde sea que habites, a quien sea que ames, estarás en mi corazón y pensamientos hasta el último de mis días.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario